jueves, 15 de abril de 2010

Un príncipe como ningún otro


Después de la muerte de sus padres, el principe Victorino se convirtió en ser solitario y callado. Vivía en su palacio acompañado por su mayordomo Viviano, su cocinera Gaetana, su jardinero español Xavi y Nicola, un niño de 7 años hijo de la Señora Gaetana y el mayordomo Viviano. Los reyes murieron cuando el pequeño Príncipe contaba con apenas 12 años de vida. Los maestros particulares iban al palacio y le enseñaban al príncipe a leer, escribir, geografía, matématicas y todas las ciencias, por lo que Victorino era un hombre muy culto. Con el pasar de los años, el Príncipe se convirtió en un hombre muy guapo, con unos hermosos ojos verdes y un cuerpo atlético que había logrado entrenando en su deporte favorito, el fútbol. Cuando no entrenaba en la cancha del palacio, disfruta la lectura de autores que por la soledad de algunos personajes, rápidamente identificaba con él mismo, como Cesare Pavese y Vasco Pratolini. El Príncipe Victorino nunca había salido de su palacio, no era como los demás de su clase que habían recorrido las más insólitas geografías, luchado contra fuertes contrincantes, hasta encontrar el amor de la mujer amada. Aunque Victorino también  había vivido muchas aventuras, había conocido a muchos malvados y había recorrido desde los más hermosos paisajes hasta los más terroríficos, incluso se había enamorado de varias doncellas, pero ninguna correspondió a su amor. En una ocasión un dragón trató de raptar a una de las doncellas de las que se había enamorado el Principe y éste enfurecido, para salvar a la Princesa se lo comió. No le costó vencerlo ni se valió de grandes armas para lograr su cometido, sólo le bastó arrancar la hoja del libro, arrugarla y metérsela entre los dientes, hasta que pasó por su garganta y llegó al estómago. Luego de digerirlo, le dió dolor de estómago y la señora Gaetana le dio un remedio y se le pasó. A parte de su inocencia,el Príncipe no tenía amigos. Un día una joven campesina poco agraciada tocó desesperadamente la puerta del palacio y como la Señora Gaetana estaba en la cocina y el señor Viviano estaba limpiando la biblioteca, no escucharon el sonido del timbre de la puerta ni los gritos desesperados de la mujer. Victorino que se había quedado dormido en el sofá se despertó por los gritos de la mujer y abrió la puerta para ver qué pasaba. La campesina le dijo al Príncipe que su padre estaba siendo atacado por unos grandes perros y necesitaba ayuda. Victorino pensando que los perros eran tan indefensos como los de los libros, acudió en defensa del anciano, pero al ver tan terribles bestias, salió corriendo despavorido. Sin embargo, sintió lástima por la campesina quien empezó a llorar resignada. El Princípe recordó como el Rey de un cuento había leído,  salvó a su amada del ataque feroz de unos lobos y rápidamente fue al río del palacio, llenó un tobo de agua y velozmente lo lanzó a los perros, éstos al sentir el agua fría en sus cuerpos corrieron hacia la montaña. Victorino y Beatriz llevaron al pobre anciano herido al palacio y allí los sirvientes del Príncipe lo curaron. Beatriz y su padre no sabían cómo agradecer al Príncipe lo que había hecho por ellos, pero para Victorino no había sido gran cosa, a pesar del miedo que sintió ante los ladridos de aquellas bestias jamás vistas antes. La pobre Beatriz se enamoró de Victorino y como había recibido un trato muy cariñoso por parte del Príncipe, se ilusionó pensando que algún día Victorino iría al pueblo a buscarla para casarse con ella. Pero Victorino no se sintió bien salvando al padre de la campesina, no le gustó la idea de salvar princesas, prefirió recostarse en su sofá pensado quien pudiera salvarlo a él.

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