Tengo varias pasiones: la literatura, el fútbol, la investigación, el internet, la música y por supuesto, la televisión. Me gusta ver televisión. Aunque algún día me encantaría trabajar en la producción de programas y de películas, por ahora me limito a disfrutar de la televisión desde el sofá de mi casa, un restaurant, un cafetín o en la casa de algún familiar o amigo mientras le hago una visita.
Desde muy pequeña he sido adicta a la televisión. Todos los días el nonno encendía el Sony de la sala apenas se despertaba, luego, él salía a trabajar y el televisor quedaba encendido, al final de la tarde llegaba a la casa y se volvía a sentar frente a la pantalla y se quedaba allí hasta que apagaba el televisor a altas horas de la noche. Como yo me la pasaba en mi casa, excepto en las horas de clase, me acostumbré a las imágenes y al audio que reproduce el televisor.
Es tanto mi apego a ese artefacto electrodoméstico, que incluso me acostumbré a realizar otras actividades mientras veo tele. Por ejemplo, tomo un libro de la biblioteca de la sala y me siento en mi silla mecedora, sujeto entre mis manos el libro cerrado mientras mi atención está dirigida a la pantalla de 21 pulgadas que está frente a mí; cuando mi programa es interrumpido por los comerciales, rápidamente agarro el control remoto y con mi dedo pulgar presiono apuntando al televisor el botón que dice "mute"; durante el silencio, abro el libro que tengo en las manos y comienzo a leer, hasta que empieza el programa, entonces vuelvo a presionar con mi dedo pulgar el botón que dice "mute" y el audio regresa, con mi dedo índice marco en el libro la página en la que me quedé.
Lo mismo ocurré con mi otra pasión, la música. Durante los comerciales, me ajusto los audífonos de mi Ipod a los oídos y escucho mis melodías favoritas hasta que el programa regresa.
Mientras escribo estas líneas, en la Sharp de la sala (el Sony se dañó hace varios años) se reproduce "Los Imposibles", en donde el escritor venezolano Leonardo Padrón entrevista celebridades, esta noche la invitada es Julieta Venegas; veo el programa con atención ya que me gusta su música, hasta el punto de saberme de memoria algunas letras de sus canciones.
Y en la madrugada, a eso de la 1, me iré a mi cuarto y continuaré la lectura de una novela, mientras en mi televisor se oyen con poco volumen las voces de las caricaturas de Nickelodeon.
Mañana cuando me despierte, si es que me despierto, lo primero que haré será poner mi dedo pulgar en el botón que dice "POWER", sentarme en mi mecedora y con el control remoto escoger un buen canal mientras desayuno.
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